«A todos vosotros, amantes y habitantes de la Galliguera, porque lo merecéis, quiero dedicaros estas sentidas palabras». Álex Ubieto

Nuestro compañero Jorge Gracia, en su calidad de técnico en participación y voluntariado de Amigos de la Tierra Aragón, como a él le gusta llamarse no sin acierto, me comenta la posibilidad como habitante de tan hermoso paraje y “activista” durante 20 años de la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos de escribir un artículo sobre La Galliguera y su “especial” relación con el conocido por todos Pantano de Biscarrués, aunque quizá debiera utilizar mejor la referencia de “Pantanos de Biscarrués”, pues ya son varios los proyectos hidráulicos en sus diferentes tiempos y modalidades, a los que han conseguido sobrevivir el Reino de los Mallos y su río Gállego de aguas turquesas.

Mi reacción inicial es aceptar, con la total ilusión de poder colaborar en la difusión del problema al que se enfrenta históricamente nuestra desprotegida comarca, pero al llegar a casa… es entonces, amigos, cuando la memoria de media vida de lucha me despoja casi por completo de mi certidumbre narrativa. ¿Cómo expresar en unas líneas las experiencias de tantas compañeras y compañeros de resistencia? ¿Cómo resumir tantos sentimientos compartidos por la familia en la que nos hemos convertido?. Familia por parte de río, nos decimos y con los más allegados, hermanos de río.

Finalmente, la memoria consigue plasmarse en estas líneas… ¡ah, qué impulso puede surgir del desahucio! ¿Cuánta determinación puede contener una lágrima titilando de rabia en el rabillo del ojo? ¿Qué penurias hemos de pasar los que nos corre por las venas la sangre de nuestra madre tierra “A`Galliguera”?

Berta Cáceres, líder indígena lenca, feminista y activista del medio ambiente, en defensa de los ríos

Berta Cáceres, líder indígena lenca, feminista y activista del medio ambiente, en defensa de los ríos

Las menciones personales se me hacen difíciles, pero no puedo dejar de nombrar a Miguel, a Jesús y Mariano de Erés, padre e hijo, símbolos de los duros momentos en los que se colocaba la primera piedra del pantano en un mes… por tres veces consecutivas…; hoy ya comparten lecho en la tierra por la que lucharon y vivieron, alma y cuerpo de nuestra injusta pugna contra el Goliat de la negligencia.

Pues así es, padres, hijos y nietos suman ya tres generaciones en la lucha por nuestra supervivencia; contra el pensamiento de hormigón que, herencia de otros tiempos no tan pasados, data el primer anteproyecto del año 1968 y deja 49 años de resistencia activa y pacífica.

Casi 50 años bajo la amenaza, ya no de un maldito pantano, sino de vivir bajo el dictado de una administración enferma y corrupta, que permite a unos pocos privilegiados perpetuar y prevalecer su derecho de pernada sobre los intereses del pueblo. Y ahora más que nunca es cuando no comprendemos los porqués.

Imagen: @cazaberet.com

30 años de lucha. Imagen: @cazaberet.com

Quizá estas líneas no sirvan para transmitir los numerosos episodios de malestar y desvelos surgidos de esta interminable pesadilla, ni describan con fidelidad la realidad de un territorio que ha tenido que dedicar tantos esfuerzos para sobrevivir, coherente e integrado con su entorno, sin recibir prácticamente ayudas como castigo a nuestra oposición al embalse y con la incertidumbre asomando a la ventana. ¿Pero qué no se ha demostrado ya? ¿Qué más ganas de vivir donde hemos nacido tenemos que enarbolar cual bandera  para que nos dejen vivir en paz? ¿Qué mente tan obtusa puede seguir proponiendo anegar nuestra forma de vida para regar alimentos con agua contaminada con Lindano?

Vivimos en una de las zonas menos pobladas de Europa que, haciendo frente a la galopante despoblación del medio rural, ha sabido reconvertir su antaño agrícola actividad económica en otra basada en el turismo fluvial de contemplación y disfrute de la naturaleza. Eso sí, dudando y midiendo cada céntimo que se invierte y equilibrando nuestros miedos, pasiones y necesidades.

Aún obviando los argumentos medioambientales y técnicos que deberían ser fuerza suficiente para desestimar este megalómano proyecto, incluso los defensores de pantanos deberían advertir que, sin ayudas estatales, en la zona afectada se ha consolidado un modelo de desarrollo respetuoso con el medio, basado en las actividades fluviales realizadas en el único tramo libre de un río salvaje que mantiene durante todo el año su cauce con agua y en buen estado.

Imagen panorámica de los manifestantes en las calles de Zaragoza

Imagen panorámica de los manifestantes en las calles de Zaragoza

En suma, este desarrollo proporcionará mucho mayores beneficios sociales y ambientales que los que supondría la millonaria inversión y anegación de un valle para el uso y disfrute un sector agrícola elitista en sus latifundismos, anquilosado en las subvenciones y que produce tan solo un pequeño porcentaje de los alimentos que se consumen en el país; para más inri, en Aragón con transgénicos.

Un sector que, tras muchos años de pedir Biscarrués y no haberse realizado, ha duplicado el número de hectáreas regadas. Sector con el cual nos solidarizamos, al entender que muchos pequeños agricultores sin capacidad de decisión en las grandes juntas de regantes, están siendo perjudicados con esa política del “tu invierte en cambiar a regadío que entonces tendremos algo con lo que reclamar esas obras hidráulicas”. Incluso en el caso de tener suerte y satisfacer su codicia de plantar arrozales y maizales en el desierto, verán tristemente engañada su realidad sobre el regadío y su calidad de vida, tremendamente afectada por sus tierras agotadas y sus acuíferos salinizados y nitrosados.

Además de no servir para frenar la despoblación en el medio rural, el pantano acabaría con la economía de la zona al asolar nuestro entorno, siendo lo más triste que existen alternativas y que si existiera voluntad política real de crear riqueza y bienestar para el pueblo, hace años que se habría invertido en la mejora de la captación y distribución del agua para uso agrícola, entubándola y mejorando los sistemas de riegos que aún están obsoletos. También construyendo pequeñas balsas en las zonas de los propios regantes que, al no tener contestación social, hace años estarían hechas. Todo ello sin inundar bellos parajes y sin desahuciar a sus habitantes.

Pero claro, pequeños proyectos no son propicios para ganar mordidas y porcentajes con las obras y, cuando las razones que argumentan son tan evidentemente falsas, solo queda pensar que los impulsores de estas obras lo hacen para su lucro personal y en este caso con un proyecto tan mal elaborado; el peor redactado en las cinco décadas que llevamos en lucha.

Manifestación en Zaragoza contra el pantano de Biscarrués

Manifestación en Zaragoza contra el pantano de Biscarrués

Mientras tanto el dinero público sigue manando para pagar anteproyectos y declaraciones de impacto ambiental. Al presentar el último proyecto ni siquiera han esperado a que la justicia dictara sentencia sobre el anteproyecto que sigue estando pendiente de resolución en el Juzgado. Así, han malversando un dinero que no es suyo, sino de todos, iniciando otro proyecto (esta vez más dañino) con un aprovechamiento totalmente “hidroilógico. !Una barbaridad…!, ¿quizá se esté cocinando otro“Castor”?

Gracias Jorge por darnos esta posibilidad de visibilizar nuestra situación, ya que aunque acosados y humillados durante décadas, no han conseguido mermar la dignidad y la determinación de un valle que se ha demostrado, se muestra y se mostrará irreductible. ¡A`Galliguera no rebla!

 

Y con este orgullo puedo hablar de mi tierra y de sus gentes, de mi familia por parte de río.

A todos vosotros, amantes y habitantes de la Galliguera, porque lo merecéis, quiero dedicaros estas sentidas palabras.

Álex Ubieto.


					

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